LOS PEREZOSO
Vive en las selvas tropicales de
América central y América del sur. Se encuentran siempre en las
ramas de los
árboles, sólo bajarán una vez a la semana para defecar.
Las selvas tropicales son el hábitat
perfecto para la vida de los perezosos debido al abastecimiento de agua y
alimento que esta les ofrece, además de los árboles para colgarse y vivir en
ellos, entre otras cosas. El tamaño de su cuerpo es de 40 a 75 centímetros. Tienen tres garras largas y curvadas en sus
patas, tanto las traseras como las delanteras, las cuales utilizan para
agarrarse de las ramas de los árboles y colgarse ellas, aunque los perezosos de
dos dedos tienen dos garras en las patas delanteras. Su cuerpo está preparado especialmente para
colgarse de los árboles y vivir colgados en ellos.
El color de su pelo tiende a ser de
color verde, puesto que debido a las características del hábitat donde vive
(selvas cálidas y húmedas), en su pelo crecen algas verdes, lo que le ayuda
también a pasar desapercibido ante los predadores debido a que ese color lo
disimula con el paisaje.
Tienen
la cara achatada y redondeada. Sus orejas son pequeñas. Durante el día
permanecen colgados de las ramas de los árboles sin moverse para que ningún
predador se fije en él, corren graves peligros por parte de las águilas y los
jaguares, entre otros. Se cuelgan de tal
modo que las ramas de los árboles donde se cuelgan no se rompen ni se caen.
Viven
12 años aproximadamente. Viven en
solitario, sólo se relacionan entre ellos cuando van a reproducirse. Cuando están colgados, son capaces de girar su
cabeza para mirar hacia donde quieran. El color de su pelo le ayuda a camuflarse de
otros animales. Tienen un periodo de gestación de 180 a 350
días. Cuando tienen a la cría, la llevan consigo
durante 6 meses, duermen, comen y se desplazan con la cría agarrada a su
barriga, una vez ya tienen 6 meses de vida, la cría puede soltarse de su madre
y comenzar hacer las cosas por si sola.
LOS KINKAJUS
Los kinkajú viven en las selvas
tropicales de Centroamérica y América del Sur, donde pasan la mayor
parte del
tiempo en los árboles. Pueden poner sus pies al revés y correr fácilmente en
cualquier dirección sobre las ramas o subir y bajar por los troncos de los
árboles. Tienen una cola prensil que utilizan como si fuera otro brazo. A
menudo se cuelgan de ella, que también les ayuda a balancearse y les sirve de
cómoda manta cuando duermen en la canope de los bosques.
A pesar de que muchas de las
características de este animal recuerdan a los primates, en realidad el kinkajú
está emparentado con el mapache.
A menudo también se les relaciona con
los osos debido a su gusto por la miel. Utilizan su delgada y larga lengua para
sorber la miel de las colmenas y también para deshacerse de insectos como las
termitas. Los kinkajú también se alimentan de frutas y pequeños mamíferos que
atrapan con sus hábiles y fuertes patas. Suelen ser activos por la noche,
cuando salen a buscar alimento, y vuelven por la mañana a sus huecos de los
árboles para dormir.
Los kinkajú forman grupos en las copas
de los árboles y realizan actividades sociales, como acicalarse. No es fácil
verlos, aunque sí oírlos: suelen chillar desde los árboles de los bosques
tropicales.
Las hembras tienen una cría en verano
o primavera. Ésta nace con los ojos cerrados y no puede ver durante un mes. Sin
embargo, se desarrolla con rapidez y a finales del segundo mes está lista para
colgarse de su cola boca abajo.
LOS ORNITORINCOS
Como el ornitorrinco no hay otro. Este
extraño animal parece una mezcla de características de otros
animales, pero no
es una tomadura de pelo: a simple vista tiene pico de pato, cola de castor y
cuerpo de nutria.
En realidad esta especie es un
mamífero semiacuático que pone huevos, único miembro vivo de la familia
Ornithorhynchidae y del género Ornithorhynchus. Se sabe por los registros
fósiles que existían otras especies del género, pero hoy en día están extintas.
El
cuerpo del ornitorrinco es delgado y alargado, de forma aerodinámica. Está
cubierto con un denso pelaje marrón oscuro y gris o amarillo en la superficie
inferior, resistente al agua. Tiene extremidades sumamente cortas y carentes de
almohadillas pero provistas de una membrana entre los 5 dedos, es decir, cuenta
con las patas palmeadas así como de fuertes uñas. La cola es ancha y plana, y
efectivamente parecida a la de un castor. En el macho, sobresale en las patas
traseras un espolón conectado por un conducto al veneno de la glándula, porque
si hay algo más que destacar, es el hecho de que el ornitorrinco es el único
mamífero venenoso. Así que si se siente amenazado, puede infligir un fuerte
golpe con las patas para defenderse.
El hocico de este animal posee un
órgano sensorial en la parte superior, que es lo que comúnmente se llama
“hocico de pato” y es más bien suave, elástico y ligero, sin dientes (sólo los
ejemplares jóvenes tienen unos dientes de leche, los adultos poseen placas de
queratina). Cada hembra cuenta con glándulas mamarias pero sin pezones, y una
cloaca que funciona para poner los huevos y eliminar los residuos líquidos y
sólidos.
La longitud del cuerpo depende del
sexo: mientras que el macho alcanza una medida de 50 centímetros, la hembra
llega a 43 centímetros como máximo. El peso se sitúa entre el rango 0.7-2.4
kilogramos. De nuevo, el macho tiene un peso superior al de la hembra.
EL NUTRIA DE RIO
Vulgarmente conocidas como Nutrias en
varias partes del mundo, los Lutrinos (Lutrinae), son una subfamilia de
mamíferos carnívoros, de la familia Mustelidae (mamíferos carnívoros tanto
terrestres como acuáticos). Las nutrias poseen una gran cantidad de pelaje
que las ayuda a conservar su calor corporal. Tienen gran habilidad para nadar,
pues debido a su larga cola, que puede llegar a medir entre 35 y 60 cm y unas
patas adaptadas al agua, logran alcanzar una velocidad de hasta 9 km/h bajo el
agua, además de que bloquean sus fosas nasales estando sumergidas y pueden
durar ahí de 6 a 8 minutos sin respirar en la superficie.
Su tamaño promedio varía entre 0.6 y
180 cm con un peso de 1 a 45 kg, sin embargo, la nutria gigante, puede llegar a
medir 1-1.7 metros de longitud y pesar
de 26 a 32 kilos. Su esperanza de vida como máximo son 15 años y en cautiverio
pueden superar los 20.
Su organización social no se encuentra
establecida, ya que pueden reunirse en grupos familiares o vivir de manera
independiente.
AMBYSTOMA MEXICANUM
El ajolote (Ambystoma mexicanum), del
náhuatl axolotl (atl-agua y xolotl- monstruo; monstruo
acuático), es un
fenotipo neotenico de anfibio caudado (anfibio con cola). Pertenece a la
familia de los ambistomátidos o tilapias tigre que provienen de México.
Antiguamente se los denominó Siredom mexicanum, pero en la actualidad su
clasificación es en el género Ambystoma. También en un principio se le
confundió como ejemplares larvas de la salamandra tigre (Ambystoma tigrium) que
no habían experimentado la metamorfosis. Sin embargo, hoy se les reconoce como
especies distintas.
A primera vista parece un renacuajo
gigante. Su cuerpo es alargado, con un tronco compacto, la cabeza es grande con
unos ojos pequeños, y carecen de párpados. Tienen una boca de gran capacidad y
dientes diminutos que se disponen en hileras a la entrada de la cavidad oral.
Su lengua es retráctil (como la de las ranas). A la altura del cuello tienen
tres pares de branquias laterales externas, las cuales utilizan para respirar,
tomando agua por la boca y dejándola salir por las agallas moviéndolas.
Su cola es aplanada lateralmente y de
gran longitud, casi la mitad del cuerpo del animal. En la parte superior hay un
pliegue dorsal o cresta que va aumentando de tamaño conforme se acerca a la
cola. Las extremidades son de aspecto frágil y quebradizo. En los ejemplares
albinos y albinos parciales se pueden observar los huesos transparentándose a
través de la fina piel. Tienen 4 dedos en las patas delanteras y 5 en las
traseras. Por lo general son de color parduzco oscuro con pequeñas manchas
blanquecinas de gran eficacia mimética, pues lo hacen confundir con las
piedras. Los ejemplares de colores claros, tienen manchas brillantes, que le
dan gran belleza estética. En su etapa adulta puede medir entre 25 y 30 cm.
Respecto a su longevidad, los ajolotes pueden llegar a vivir 25 años
aproximadamente, en condiciones normales. A diferencia de lo que les ocurre a
las salamandras y otros anfibios metamorfoseados, los ajolotes no presentan
muda de piel.
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